Hay personas enamoradizas, otras frias y sujetas, y otras que tienen miedo. Estas últimas se pueden confundir fácilmente con las segundas, por cierto.

¿Que pasaría si supieras como van a irte las cosas dentro de un año, por ejemplo, en el caso hipotético de que le dijeras a esa persona que acabas de conocer lo primero que se te ha pasado por la cabeza al verla? Quizá sería más fácil esto de las relaciones sociales de ese modo…

O quizá no. Porque pasado un tiempo, cuando alguien tiene cubiertas sus necesidades afectivas, cuando ya se siente más seguro de si mismo, entonces empieza a mirarse el ombligo, a ver los defectos que ocultaba aquella a la que conoció. Que él mismo ocultaba, claro, porque le beneficiaba. Cuando buscas tu complemento perfecto eres bastante poco racional, y pasas muchos detalles por alto.

Ojalá fueramos capaces de ser siempre así, olvidadizos.

Le habló un arkángel bastante miedoso.