PáPapárabadaba

PáPapárabadaba

Dependencia bendita…

Una vez más, en ese ciclo del samsara, el dharma… Invisible cadena.

Qué tiene tu veneno, que me quita la vida sólo con un beso
y me lleva a la luna, y me ofrece la droga que todo lo cura.
Dependencia bendita; invisible cadena que me ata a la vida.
Y en momentos oscuros: palmadita en la espalda y ya estoy más seguro.

Pon carita de pena, que ya sabes que haré todo lo que tú quieras.
Ojos de luna llena: tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera.
Tú eres mi verso, pluma, papel y sentimiento.
La noche yo, y tú la luna; tú la cerveza y yo la espuma
.

Se me ponen, si me besas, rojitas las orejas.

Tengo ronca el alma de quererte en esta soledad llena que me ahoga. Tengo los ojos llenos de luz de imaginarte. Y tengo los ojos ciegos de no verte.

Tengo mi cuerpo abandonado al abandono. Y tengo mi cuerpo tiritando de no poder tocarte.

Tengo la voz tosca de hablar con tanta gente. Y tengo la voz preciosa de cantarte.

Tengo las manos agrietadas de la escarcha. Y tengo las manos suaves de en el cielo acariciarte.

Tengo soledad, luz, alegría, tristeza.

Rebeldías, amor, sonrisas y lágrimas.

Y también te tengo a ti, preciosa, caminando por las venas con mi sangre.

Sigo siendo yo: me repito, me reconozco /ligeramente evolucionado/ con el paso de los años, traiciono sin quererlo; juego el juego que me dejan jugar. Me emociono hacia adentro, represento hacia afuera. Lo siento, y lo siento y lo vivo. Me emociono… Yo no elegí la vida, solo y solamente vivo.

Y sigo esperando… Sereno, pero viviendo intensamente. Sigo esperando amar tierna y locamente a la mujer que merezca del amor puro de aquel dulce vagabundo. Sigo amando profundamente a tantos, tantas que me aportaron. Mi bandera siempre será blanca.

Perdonen…

Le habló un arkángel marcando hitos en el camino.

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