Hablar del producto de la tierra en el pueblo de otro es algo, cuando menos, riesgoso. Eso fue lo que le pasó al Arguiñano el otro día aquí en Salobreña donde ando de veraneo.
Claro que él no se dio cuenta porque estaba en la tele, y yo en un bar del pueblo intentando mimetizarme un poco.
Aguacates. Se dio la coincidencia de que mi ídolo humorístico-cocinero decidiera hacer aguacates a la plancha como guarnición precisamente cuando yo encontré el bar (ese al que solo va la gente del pueblo y te miran así como de laillo).
Claro que al final la presentación que le dio el Argui al plato provocó un par de «¿pues sabes que tié questar güeeeene?» y algún «los aguacaaate es questan güeeeene soooloh, vaciaos por la mitá y con una mijilla sal».
Y es que después de media botella de txakolí el Karlos convence hasta a los críticos más duros, que lo son.
Claro que me gustaría a mi verlo cocinar unas habas o unas alcachofas, perdón, algayoooofes (estoy intentando adaptarme al habla del lugar). Con mi abuelo delante, quiero decir. Veriamos a ver como salía este hombre de esa.
Le habló un arkángel catetico de toda la vida.
2 respuestas a “CriticosTropicales”
Jajajajajajajajja.
Con fundamento, chaval, se hacen con fundamento y se adornan con perejil. (Es que hay que dec?roslo todo)