Querido y odiado Ángel:
Te escribo desde el.movil para recordarte la sensación que tuviste un 24 de octubre, inmerso en una etapa de cambios, de mucho trabajo (en SI2, en la /puñetera/ reforma de la casa, en la familia ascendente…).
Saliste de la oficina un rato antes de lo habitual porque tenías que comprar tornillos para seguir colocando tarima luego. No podías comprarlos a la tarde porque tocaba acompañar a Manolo y a tu madre a la cita con oncología (vienen retos, seguro que sonreirás cuando leas esto en 2028). Eso es lo que tienes que hacer.
No te sientas culpable por no poder dedicar más horas de trabajo en silla de oficina. Sigues siendo productivo fuera, tus compañeros lo saben, y lo demuestran (te ponen musiquitas… [Buscar lista que pidió Dani J.])
Miras el reloj y es una hora antes de lo que es siempre, y has resuelto razonablemente dos o tres asuntos desde.el móvil. Estás haciendo bien tu trabajo, aunque preferirías poder ejecutar directamente (y te darían las 5 de la tarde sin comer): una cosa resuelta, una menos en la cabeza.
Mientras tanto, estás en el.patio, rodeado de verde. Tomando una cerveza mientras vas analizando y resolviendo cuestiones de dentro y fuera. El ruido es de coches, pasa una carretera cerca (a veces ya se confunde con un río), pero también es de pájaros. ¡Muchos! Reconoces a los mirlos puñeteros y encantadores, son como gatos con alas… Gorriones, muchos, pero no pían. Y otros cantos que quieres reconocer. Dale tiempo, serás un experto. Tener un foco es lo mejor. Bueno, en tu caso, tener *varios* focos. Porque si no, te aburres, y tú eres mucho mejor así, ocupado. Vales para eso. Y no para lo otro.
Resulta que además estás al sol. Un sol tenue, que templa en la distancia, que te reconforta sonriendo por dentro.
¿Qué más quieres?
Le habló un arkangel anotando para su futuro en el sol permanente, sol de (casi) invierno.