Meterse en un berenjenal.
Dichos que se dicen, y a veces no se sabe por qué. En este caso, es fácil (casi no he necesitado mirarlo en Google): la berenjena tiene unos pinchacos simpáticos en el tallo y el cáliz; si te metes en un berenjenal, es más que probable que acabes como le que fue a coger arañones -endrinas- para hacer patxaran. Dolorido.