Escuché el otro día algo por la radio que me pareció de total actualidad, y aplicable a muchos aspectos de la política, economía, relaciones interpersonales, empresas…
Se trata de un pasaje de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, novela como todos sabeis (claro) anónima de mediados de los años 1.500 (siglo XVI, que hace un rato ya):
Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas en limosna.
Acordó de hacer un banquete, así por no poderlo llevar como por contentarme: que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en una valladar y dijo:– Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad,y es que ambos comamos deste racimo de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partirlo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.
Hecho así el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance, el traidor mudó propósito, y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo mismo. Como vi que él quebraba la postura no me contenté ir a la par con él; más aún pasaba adelante: dos a dos y tres a tres y como podía las comía. Acabado el racimo, sostuvo un poco el escobajo en la mano, y, meneando la cabeza, dijo:
– Lázaro: engañado me has. Juraré yo a Dios que has comido las uvas de tres a tres.
– No comí – dije yo – mas, ¿por qué sospecháis eso?
Respondió el sagacísimo ciego:
– ¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres?
En que comía yo dos a dos y callabas.
Picaresca, creo que le llamaban. El caso es que no parece que haya cambiado mucho la cosa, por mi corta experiencia.
Sobre todo cuando hay dinero de por medio.
Le habló un arkángel con poco tiempo, pero que se sigue fijando.
Una respuesta a “TodoEstáInventao”
Caray, Leí ese fragmento del Lazarillo de Tormes en la primaria y no lo recordaba, es un excelente retrato de la naturaleza humana, aun 5 siglos después estas cosas siguen pasando.
Saludos desde este lado del charco…
Circe