Os juro por el polvo que cubre todos los muebles de mi casa que pretendía hacer de este blog algo menos «personal» que cuando empezó. Quería escribir cosas de las que no pudiera arrepentirme pasados unos dias o meses, no delatarme tanto por escrito…

Pero no me sale.

Necesito escribir tonterías de mi vida, creo que en el fondo fue por eso por lo que empecé a escribir aquí. Igual es que sí que quiero publicar parte de mi vida (la parte que quiero publicar), que quiero intentar explicar de alguna forma como soy. La gente que me conoce cree que no me conoce, que soy un tio raro con facetas ocultas, que siempre estoy intentando controlar friamente las situaciones…

¡Je! Si que soy pelín raro (no más que el resto de gente que escribe intimidades en internet, claro). O más bien, envidioso. Envidio a la gente que tiene claro lo que le gusta: conozco personas a las que le gusta la música por encima (o casi) de todo, y viven para ello; se van de conciertos, disfrutan… Conozco a otros a los que les gusta irse de fiesta, emborracharse, reir, tontear, y esperan el fin de semana casi con ansia. Otros, más «deportistas», tienden a buscar cualquier hueco para salir al campo, a pie o en bici,… Alguno más rarito incluso llena su vida de código (php, perl, C, llamalo-como-quieras).

Y a mi me gusta un poco todo eso… pero digamos que no me centro en nada. ¿Resultado? Pues que llevo un fin de semana encerrado en mi casa, esta mañana he salido a comprar el periódico, me he tomado dos cervecitas yo solo, le he regalado el periódico al del bar (muy agradecido, que no encontraba kiosko abierto), y me he vuelto. Fascinante.

Mira, no me tengas muy en cuenta este post, es que necesitaba escribirlo, solamente. Ya mismo me voy por ahí de vacaciones a llenar mi vida de contenido, y dejaré de ser tan cansino. Si es que me quejo por vicio, seguro.

Le habló un arkángel empezando a arrepentirse de haber escrito esto.